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En pleno corazón de Valencia, nuestra sala La Màquina se convierte nuevamente en un espacio de resistencia artística con la segunda edición de «La Màquina Oberta». Este ciclo, nacido de nuestra convicción de que el teatro debe ser un espacio para todas las voces, reafirma nuestro compromiso con las narrativas alternativas y las realidades menos representadas en los circuitos tradicionales.

Un teatro sin fronteras ni barreras

Cuando fundamos La Màquina hace siete años, lo hicimos con un sueño: crear un espacio donde las historias silenciadas pudieran resonar con fuerza. Hoy, ese sueño sigue más vivo que nunca en cada función que presentamos.

«Dar luz sobre el escenario es nuestra forma de dar voz a quienes no siempre la tienen. Esa es la esencia de La Màquina Oberta.»

Nuestras 55 butacas se han convertido en un punto de encuentro donde la diversidad no es solo bienvenida, sino celebrada. Un lugar donde los cuerpos diversos, las voces llegadas de otras latitudes, y las perspectivas alternativas encuentran su espacio natural.

Cruzando océanos y derribando muros

Este año, nuestro ciclo mira hacia Latinoamérica para traer a Valencia dos propuestas que nos acercan realidades distantes pero que nos interpelan directamente. De Perú llega «Las tambores», una obra de Médula Teatro e Investigación que pone en escena las vivencias de mujeres latinoamericanas migrantes, sus luchas y sus esperanzas.

«No entendemos el teatro sin inclusión, sin multiculturalidad, sin representación de todas las realidades que conforman nuestra sociedad.»

Desde Venezuela, la joven creadora Loredana Volpe nos presenta «Isekai: historia de un secuestro», una pieza que fusiona el drama con la ciencia ficción para hablar de una realidad dramática que, aunque lejana para muchos valencianos, es cotidiana en otros contextos.

La discapacidad toma el protagonismo

El momento culminante de esta edición será sin duda el estreno absoluto de «ITER, el viaje comienza aquí», nuestra tercera coproducción con Entrelazados DTI. Este montaje, protagonizado íntegramente por actores y actrices con discapacidad, propone una mirada diferente sobre el concepto del viaje, tanto físico como emocional.

«En nuestro teatro, la discapacidad no es algo que se integra, sino que forma parte esencial de nuestra identidad artística y humana.»

Lo que hace verdaderamente especial a este montaje es la forma en que concebimos la relación con el público. No queremos espectadores pasivos, sino cómplices activos de la experiencia teatral. Cada función se convierte así en un encuentro único, irrepetible, donde la frontera entre quienes actúan y quienes miran se difumina hasta desaparecer.

Construyendo puentes con el Festival Visibles

Nuestra colaboración con el Festival Visibles de Madrid, que este año celebra su décima edición, fortalece nuestra red de alianzas con proyectos que comparten nuestra misma visión del teatro como herramienta de transformación social.

«Al introducir nuevas narrativas, abrimos las puertas a nuevos públicos. Esa es nuestra manera de hacer crecer el teatro.»

Esta sinergia nos permite amplificar el alcance de nuestras propuestas y aprender de la experiencia de un festival con una década de trayectoria en la creación escénica inclusiva. Juntos, demostramos que otra forma de hacer y entender el teatro no solo es posible, sino necesaria.

Siete años creciendo contra viento y marea

Cuando miramos atrás, nos asombra el camino recorrido desde que abrimos nuestras puertas. Superando desafíos como la pandemia, que puso en jaque al sector cultural, hemos logrado posicionarnos como un referente en la escena alternativa valenciana.

«Hacer teatro inclusivo no es una opción, es una responsabilidad. Cada función es un acto político, una declaración de principios.»

Nuestra sala ha visto nacer y crecer nuevas compañías, ha acogido propuestas arriesgadas, ha sido testigo de primeros pasos profesionales de muchos artistas que hoy brillan con luz propia. Y todo ello sin perder de vista nuestra esencia: la apuesta por la autoría viva, las compañías emergentes y la creación contemporánea.

Un espacio para todos los cuerpos y todas las mentes

En La Màquina entendemos la diversidad en su sentido más amplio. No solo hablamos de diversidad funcional, sino también cultural, de género, de edad, de pensamiento. Cada persona que entra por nuestra puerta, ya sea como artista o como espectador, aporta una pieza única a este mosaico que construimos día a día.

«Nuestro mayor éxito es ver cómo personas que nunca habían entrado en un teatro se sienten como en casa en nuestras butacas.»

Apostamos por un teatro que represente la sociedad real, no una versión edulcorada o parcial de la misma. Un teatro donde la neurodiversidad, las distintas capacidades, las múltiples identidades puedan convivir y dialogar en igualdad de condiciones.

El futuro que imaginamos

Con cada edición de La Màquina Oberta, reafirmamos nuestro compromiso con un teatro accesible para todos, tanto para quienes lo hacemos como para quienes lo disfrutan. Como destaca Gretel Stuyck, nuestra fundadora y directora: «lo mejor está por llegar».

«Creemos en un teatro que no solo refleje el mundo, sino que contribuya a transformarlo, a hacerlo más justo, más inclusivo, más humano.»

Nuestro sueño es que algún día, ciclos como La Màquina Oberta no sean necesarios porque la diversidad y la inclusión sean la norma, no la excepción, en todos los espacios culturales. Mientras tanto, seguiremos abriendo nuestro telón cada noche, iluminando historias que merecen ser contadas y escuchadas.

Porque en La Màquina no entendemos el teatro de otra manera: como un espacio de resistencia donde cada persona, con sus particularidades, encuentre su lugar para expresarse, para emocionarse, para compartir. Un teatro que, como la vida misma, es más rico cuanto más diverso.