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Queremos compartir la experiencia de Amparo luego de haber realizado el curso de expresión oral.

Ella ha decidido formar parte de nuestro espacio La Màquina en Valencia, este año 2018 continúa con nosotros en el curso de teatro para adultos y su hija en ballet. Nos llena de orgullo y nos da fuerza para seguir trabajando y daros a vosotros lo mejor. Así es La Màquina, donde el único requisito para formar parte es la ilusión por aprender.

¡Gracias Amparo! Eres una persona con ilusión por aprender

«Tanto monta, monta tanto…» porque en vuestro caso unidos formáis un todo, sumáis vuestros saberes y os complementáis fenomenal. El agradecimiento es mío porque he tenido una experiencia muy positiva. Cierto que ya os conozco un año, a vosotros y al local, e imagino que eso ayuda; pero me he sentido muy cómoda desde el primer día. El entorno que ofrecéis es confortable (friendly, como dicen ahora), porque el entorno no es el local, sino vosotros mismos. De los compañeros, aunque cada uno tenía su propio objetivo, también pude aprender viendo y escuchando sus “speech”. Gracias por vuestras observaciones y sugerencias que intentaré incorporar a mis rutinas, que seguro me serán muy útiles en el futuro.

Aquel día de julio de 2016 que encontré ocasionalmente en el Valencia Plaza un artículo que hablaba del proyecto de la apertura de una nueva escuela de danza y teatro en Valencia, la intuición me dijo que ésta se alejaría de las encorsetadas escuelas y academias ya existentes, especialmente en danza; y por eso os llamé. La primera muestra de ello llegó con la devolución de vuestra llamada en septiembre para invitarme a conocer, antes de la apertura oficial, la sede de vuestro proyecto, unas humildes instalaciones desbordantes de entusiasmo; no os conozco, pero probablemente, éste es vuestro proyecto más personal y arriesgado.

La matrícula consistía únicamente en apuntarse, pagar las mensualidades y acudir a las clases; “los extras” sobraban. Único requisito para ser alumno: ilusión por aprender.

Ha pasado algo más de un año desde aquella lectura y mi impresión sigue siendo la misma, combináis muy bien los dos vuestra sencillez con vuestra profesionalidad. Y observo que eso es lo que de alguna manera percibe todo el que se acerca a La Màquina y decide quedarse. Por supuesto que también encontraréis “limones”, aquí en Valencia no solo tenemos “dulces naranjas”. Está siendo y será muy sacrificado para vosotros, pero construir es duro y necesita de constancia y confianza. Yo por mi parte, me alegro de ser una de esas piedrecitas que os ayudan a levantar la pared.

Un sincero abrazo para los dos, de Amparo Navarro (alguien que os observa con cariño, desde el Km. 0).

¡Nunca abandonemos la motivación y la ilusión por aprender!

La Màquina #SiempreEnMovimiento