Al actor no le importa la obra. Usa el escenario para develar ante su público los secretos más íntimos de su profesión. Despliega un exhibicionismo tan falso que sus mentiras revelan verdad y su realidad, ficción. Él sigue a sus seguidores, es fan de sus fans; todos anhelan ser protagonistas.
Como un espejismo que se replica hasta el infinito, esta propuesta teatral encandila al espectador mientras explora la poética del exhibicionismo en un mundo dominado por las redes sociales y la hiperconexión digital. Un unipersonal que transita los límites del realismo, combinando sátira y grotesco en una dramaturgia que rompe la cuarta pared.
¿Dónde termina la vida y empieza el espectáculo? En el escenario de La Màquina, Gastón Palermo nos sumerge en una reflexión sobre la exposición de lo íntimo como acto de generosidad y la poesía como experiencia sublime.
