Goizalde quiere salir después de llover a dar un paseíto y se encuentra con charcos por todos los sitios. ¿Cómo pasea? Se le ocurren nueve formas de no pisar un charco, pero al mismo tiempo la tentación de pisarlos está ahí mismo.
Mirar tanto el agua le lleva a pensar también nueve maneras de recoger el agua para no desperdiciarla. En fin, un día maravillosamente acuático, sobre todo cuando Kepa aparece y le invita a pisar… Los charcos.
¿Piso el charco o salto el charco? se dice contrariada Goizalde. Tomará una decisión «con cabeza» como le dicen su ama y su aita: «Piensa con cabeza Goizalde, con la cabeza».